Una organización puede interrogarse sobre su propia cultura de seguridad por distintas razones: resultados de seguridad que no progresan, accidentes que sobrevienen, cambios organizacionales, presión de las autoridades de control, etc.
Los intercambios con nuestros miembros y las intervenciones en el terreno nos han llevado a una convicción: es necesario reformular nuestras estrategias de control de los riesgos. Reorientar los esfuerzos de prevención hacia los riesgos de accidentes graves, mortales, y tecnológicos mayores constituye hoy un desafío esencial.
La cultura de seguridad es un conjunto de maneras de hacer y de pensar ampliamente compartidas por los actores de una organización en todo lo relativo al control de los principales riesgos de sus actividades.